En los últimos años, el trabajo con caucho y plástico se ha convertido en una idea innovadora gracias a la multitud de utilidades que pueden derivar de su mezcla. Sin embargo, el método es complicado debido a los problemas que existen durante el proceso de mezcla por las diferentes características de estos dos materiales.
Una de sus principales diferencias es que, mientras que el caucho se deforma de manera elástica, el plástico lo hace de forma plástica, por lo que no es fácil lograr que vuelva a conseguir su forma original. Por lo tanto, este último también tiene menor flexibilidad. Debido a estas diferencias, el moldeo tras la mezcla de ambos materiales hace que el trabajo con caucho y plástico se torne complicado.
Aunque ambos compuestos son orgánicos, el plástico deriva del aceite o la vaselina, que a su vez lo hacen del petróleo. Sin embargo, el caucho se consigue a través del látex o la savia de los árboles denominados con el nombre de este último componente. Por esta razón se puede afirmar que el plástico pertenece a un subgrupo y es sintético, mientras el caucho es un producto natural. También podemos encontrar caucho sintético fabricado a través del plástico.
Por otro lado, estos materiales tienen diferentes características. El caucho es un elastómero muy resistente al agua y la rotura, mientras que el plástico es un buen aislante tanto térmico como eléctrico, no pesa y es muy moldeable a altas temperaturas. Las aplicaciones del plástico son muchas más y muy variadas, prácticamente todos los elementos que utilizamos a lo largo del día lo contienen. Sin embargo, el caucho tiene menos aplicaciones y más específicas, aunque podemos encontrarlo en juguetes, pavimentos o neumáticos.
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