La fabricación de piezas técnicas de todo tipo es solo uno de los múltiples usos que tiene el caucho, ya sea en su versión natural como sintética. Esta sustancia que podemos extraer del exudado lechoso del árbol de la goma haciendo cortes en la corteza de esta planta, tiene diversas propiedades que la convierten en un producto utilizado en muchas industrias manufactureras.
Cada árbol es capaz de producir casi un kilo de goma al año y esta sustancia, llamada látex, coagula al someterla al calor o a ciertos agentes químicos como el ácido. Una vez lavado el coágulo obtenemos el llamado caucho natural cuyas propiedades más destacables son su elasticidad, su blandura y su capacidad adhesiva. Tiene un color amarillento que puede variar a tonalidades más oscuras y frente a ciertos solventes orgánicos es también soluble.
Sin embargo, tal como nos comentan desde Rovalcaucho, existe un proceso que permite mejorar las propiedades del caucho natural. El procedimiento se llama vulcanización y permite la obtención del denominado caucho sintético, con infinidad de aplicaciones en nuestra vida diaria. Dos ejemplos cotidianos donde encontramos la goma sintética son los neumáticos de los coches o las correas que permiten el funcionamiento del motor de cualquier máquina.
La fabricación de piezas técnicas por medio de este tipo de goma comienza con el proceso de vulcanización del caucho natural que implica someter esta sustancia a una temperatura de 120º con el agregado de azufre, cuyas proporciones en la mezcla pueden ir del 1 al 30%.
Más allá de su elasticidad, propiedad que comparten ambos tipos de caucho, la goma sintética se destaca por retraerse rápidamente, no ser adhesiva, no ablandarse como consecuencia del calor, ser resistente a la abrasión e indisoluble en solventes orgánicos.
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